Jamás se me ha ocurrido decir que es legítimo el uso de la ficción o la mentira en la práctica del periodismo, como parece inferirse de su artículo; eso es un disparate. Lo que yo sostengo es que en determinadas secciones del periódico, como las columnas de opinión, es lícito el uso del humor, de la ironía, de la autoironía, es decir, de determinados elementos que pueden apartar al lector de la estricta verdad de los hechos, de la tiranía de lo literal, siempre y cuando nadie se llame a engaño respecto a la veracidad de lo que allí se cuenta.
el pais
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